Hijo de Isidoro García Barrado, consejero de la Caja de Ahorros de Salamanca, fallecido en 1902. Cándido Barrado fue también consejero de esta institución.
Por un carta de Manuel García Blanco –ejecutor del testamento– a César Real de la Riva, director de la Biblioteca general, sabemos que su biblioteca fue destinada a la Facultad de Filosofía y Letras. García Blanco, sin embargo, destinó algunos libros de «ameno entretenimiento» a la Biblioteca popular de la Caja de Ahorros y otros fondos –revistas y obras en varios tomos, obras de derecho y economía y ediciones de los siglos XVI-XIX–a la Biblioteca General. Según esa carta los libros con esta procedencia irían señalados con la indicación «Legado de don Cándido García-Barrado» (carta fechada el 6 de octubre 1962; conservada en AUSA, 3603/7, Correspondencia). La carta va acompañada de una «primera relación» de libros destinados a la Biblioteca General. En la carta se habla de sucesivos envíos y listados.
El sello en tinta azul, «Donativo de D. Cándido G. Barrado», sería el asignado en la Biblioteca Popular, y el sello en tinta roja, «Legado de D. Cándido G. Barrado», el asignado en la Universidad.
Antonio Delgado Guisado (coord.), Caja Duero, 1881-2006: apuntes para la historia de una institución, Salamanca: [Caja Duero], 2006, pág. 39.